En un universo inventado...

Quizás desde la serenidad de saber que existe un final y puede llegar, es más fácil robarle al tiempo dulces momentos salpicados de besos, susurros y caricias.
Jamás fue tan fácil vivir el presente sin pensar en el mañana, cuando aceptas que tal vez esto es todo cuanto hay y no puede haber nada más...
Ya no pienso en llegar a Itaca, deje de creer en su existencia…
Sigo embarcada en este viaje hacía ninguna parte, pero por primera vez siendo consciente de que ahora tan sólo importa lo que pueda disfrutar en el trayecto.
A veces, cuando tan sólo disponemos del presente es mejor cerrar los ojos y dejarse llevar hasta apurar la última gota del veneno del amor, que como una droga nos ciega la razón y nos causa dependencia.
Claudicar a la sinrazón, elegir la locura e ignorar cuanto exista fuera de nuestro universo inventado.
Si la ausencia se convierte en necesidad, si la impotencia para cambiar la situación nos abruma, tal vez es tiempo de aceptar con resignación que mientras queden gotas de veneno en la copa volveremos una y otra vez a buscar esa dulce miel que nos empalaga de felicidad, aún sabiendo que en los últimos sorbos empapara de hiel nuestra alma…