Encrucijadas de decisiones postergadas...

Ahora ya he aprendido que a veces la vida en algún tramo de nuestro camino nos regala a quien nos acompañé, y sin saber porque razón compartimos nuestros pasos con esa persona durante un tiempo.
Compartimos momentos de risas y alegrías y vivencias hasta que la vida sin saber porque razón, nos hace zozobrar las ilusiones, nos zarandea bruscamente con decepciones hasta lograr extinguir lentamente los sentimientos , alejándonos de esa persona y llegar a esa encrucijada de caminos donde cada uno elige una dirección.
A veces nos resistimos a quedarnos solos de nuevo, pensamos que hemos de ser vencedores de nuestro propio reto, e intentamos aferrarnos a la otra persona pretendiendo obviar que ya pasó el tiempo de podernos hacernos felices mutuamente y nos engañamos pensando que lograremos recuperar a su lado la felicidad perdida, anclándonos en un mar de tristezas y reproches que nos hacen regresar una y otra vez al mismo punto, la encrucijada de la decisión postergada.
Pero cuando nadie cede , y no existen sueños compartidos ni se desea tomar rumbo común en los planes futuros, es mejor dejar que todo terminé de una vez y aunque duela, desprendernos de quien ya no sentimos compañero de camino.
Es difícil apostar por uno mismo sabiendo el precio que vamos a pagar, pero es necesario. Ningún dolor es eterno, todo acabará pasando, la amargura y la melancolía también pasarán…
Porque sólo asi , apostando por uno mismo, la vida fluye, sólo asi dejamos engañarnos y de entorpecer nuestros propios pasos, forjando barreras y muros de mentiras que ensombrecen nuestro recorrido y nos impiden soñar y disfrutar de todos los regalos, que tras cualquier recodo, nos pueden estar aguardando.
Sólo hay que seguir caminando, alzar bien la vista, y no dejar que nadie nos regalé el oído, sin dejar jamás de escuchar lo que reclama nuestro corazón, que nunca miente…