No me apetecía...

El viernes , inesperadamente, charlé con una persona muy especial que logró arrancarme algunas sonrisas, sin embargo en sábado desperté muy bajoneada y pensé que no me apetecía para nada entrar de nuevo en esa dinámica de ir conociendo a alguien poco a poco, de hablarle de mí, de saber de él, así que incluso decidí que no seguiría charlando con esa persona y me distanciaría un poco, que incluso si me planteaba una cita le diría que no porque no me sentía preparada ni me ilusionaba.
Le conocí en junio, en una cena, aunque ni siquiera intercambiamos en aquella ocasión unas palabras, pero al menos sé como es físicamente y recuerdo que me pareció atractivo e interesante.
Tiene siete años más que yo, y parece tener las ideas muy claras. Es educado y agradable.
Afortunadamente la cena con mis amigas me levanto el ánimo, lo pasamos genial, seis mujeres reunidas, hablando de cuanto nos apetecía, compartiendo penitas y alegrías y haciendo ya planes firmes para el verano que viene, me encantara ir de crucero con ellas…
Así que el domingo me desperté sintiéndome muy tranquila y serena, parece que la tormenta de tristeza ya pasó y sin casi darme cuenta me sorprendí, mientras hablaba con ese hombre especial, sonriendo, bromeando y coqueteando casi sin darme cuenta.
Él se va unos días de viaje y me preguntó si deseaba que nos viéramos a su vuelta, para ir ya buscándose alojamiento por aquí, le dije que este fin de semana próximo me parecía precipitado que viniera, pero que si seguimos hablando a su vuelta no tendré problema en ese encuentro y compartir algo más de tiempo con él dentro de unas semanas.
Lo cierto es que me hizo un poquito de ilusión pensar en esa posible cita, y eso me sorprendió, aunque sé que por otra parte estoy un poco a la defensiva, pero también receptiva a dejar fluir lo que la vida quiere regalarme...