Perdidas...

Quizás hace tiempo que te perdí, quizás nunca te tuve.
Pero hoy siento que eres tú quien me ha perdido, creo que ya no preciso saber nada más de lo que sé ahora mismo para empezar a arrinconar tus recuerdos en algún rincón del desván de mi corazón, mientras dejo que se pudran en el sótano de mi alma todas las ilusiones que alguna vez me atreví a soñar a tu lado…Y espero que pronto, muy pronto, los rayos de sol decoren con sonrisas y sueños cada estancia de mi vida.

La tela de araña

No espero nada más salvo subir a ese tren con destino incierto y perder mi vista en las colinas azules, que en el horizonte me avisan de que quizás tan cerca y tan lejos a la vez, esta ese hombre que sueña con ver atardeceres teñidos de deseo en mis ojos.
Y entonces no habrá distancias, no habrá límites para los sueños y me dejare acunar por un universo de ilusiones que me recitara entre susurros envuelta en sus brazos.
Sentados en cualquier colina azul, al borde de nuestras vidas, a los pies un abismo de besos y caricias esperando que nos precipitemos juntos al vacío y reinventemos cada día nuestro amor en ese castillo de todo lo que nos queda por vivir.
Sigo con mi vista perdida, se perfilan las montañas a lo lejos, disfruto como puedo de este trayecto y como una araña víctima de su propia red voy tejiendo con hilos infinitos mis propios sueños, esperando poder balancearme y coger impulso para saltar muy lejos de aquí…

En un universo inventado...

Quizás desde la serenidad de saber que existe un final y puede llegar, es más fácil robarle al tiempo dulces momentos salpicados de besos, susurros y caricias.
Jamás fue tan fácil vivir el presente sin pensar en el mañana, cuando aceptas que tal vez esto es todo cuanto hay y no puede haber nada más...
Ya no pienso en llegar a Itaca, deje de creer en su existencia…
Sigo embarcada en este viaje hacía ninguna parte, pero por primera vez siendo consciente de que ahora tan sólo importa lo que pueda disfrutar en el trayecto.
A veces, cuando tan sólo disponemos del presente es mejor cerrar los ojos y dejarse llevar hasta apurar la última gota del veneno del amor, que como una droga nos ciega la razón y nos causa dependencia.
Claudicar a la sinrazón, elegir la locura e ignorar cuanto exista fuera de nuestro universo inventado.
Si la ausencia se convierte en necesidad, si la impotencia para cambiar la situación nos abruma, tal vez es tiempo de aceptar con resignación que mientras queden gotas de veneno en la copa volveremos una y otra vez a buscar esa dulce miel que nos empalaga de felicidad, aún sabiendo que en los últimos sorbos empapara de hiel nuestra alma…

Y que el mundo siga dando vueltas...

He paladeado la felicidad que creía ya perdida para siempre…
He vuelto a saborear sus besos, he vuelto a entregarme como nunca pensé que volvería a hacer…
Me siento feliz y encantada con todo lo sucedido.
A veces, cuando todo parece que se ha perdido ya, esa última esperanza provoca que el mundo entero cambie y gire a nuestro favor.
Y no pensar, dejarse llevar…Y seguir disfrutando de cada momento.
Porque al final esto es lo que tengo, el presente y no quiero volverlo a enturbiar con mis recelos e inseguridades.
Más confiada que nunca, más ilusionada que nunca, sabiendo que lo único que de verdad me importa es sentirme suya…
Unos días inolvidables, recuerdos imborrables, palabras susurradas a la noche…
Volver a él y dejar que de nuevo brillen las estrellas en mi cielo, sentirme viva tras haber visitado los infiernos de su ausencia, erradicar la tristeza, olvidar los reproches y sentir lágrimas de felicidad surcando mi alma.
Volver a él y dejar que el mundo siga girando mientras me aferro a su mano…