viernes, septiembre 29, 2006

Confinando el orgullo...

Han sido días difíciles, el tiempo se escurría entre mis manos sin poder llegar a centrarme o dedicarme a las cosas que debía hacer, ni podía apenas escribir, ni siquiera en el trabajo me libraba de mi extraño desasosiego.
Me sentía turbada, descentrada, incapaz de pensar y aclararme y ni siquiera sabía el porqué...
En estos días aprendí que aunque me creyera capaz de no perder el control y que mi orgullo me ayudaba a mantener cierto digno equilibro y a desechar de mi mente el arrepentimiento y la añoranza, no era tan fuerte como yo pensaba…
Y por eso una tarde exploté, y me avergonzó pensar después que quizás lo que me sucedió fue que sentí celos, terribles e incontrolables y que me sentí increíblemente mal por sentir que cierta persona ya me había olvidado y desechado totalmente de su vida. Y que esos celos me hicieron tragar mi orgullo y escupir todo el veneno de su ausencia, que me consumía para después excusarme por mi comportamiento y reconocer que eran puros celos los que me habían empujado a actuar así.
Casi no pude reconocerme a mi misma perdiendo así mi control y evidenciando la herida que estaba llagando mi corazón.
Y ahora sólo sé que quizás deseo ver el vaso medio lleno. Y que a veces querer a alguien es aceptarle tal y como es y no ensañarse con los defectos que pensamos que tiene. A veces querer a alguien es no enzarzarnos en reproches y recriminaciones e intentar construir la relación a partir de lo que se tiene y comparte en lugar de estar siempre fijándonos otras metas que deseamos alcanzar y que enturbian el presente porque pensamos en todas las carencias de la relación, provocadas por la propia inseguridad que tan sólo desea muestras y gestos que prueben los sentimientos y que jamás pueden ser suficientes dado que el vaso siempre lo vemos medio vacío.
He comprendido que yo no confiaba en mi misma ,y mis inseguridades me hacían no confiar en la otra persona. Creo que los últimos encuentros de estas pasadas semanas con algunas personas de mi pasado reciente me han hecho más consciente de mi propio cambio de modo de ser, de pensar, y me fui consciente de la seguridad que ahora poseo frente a otras personas. Seguridad de la que antes carecía y me hacía ser malpensada, desconfiada y no lograr relajarme en una relación tras mi separación.
Quizás por eso, porque ahora supe que yo había cambiado, que estaba segura de mí y que confiaba en mi misma como en muchos años jamás lo hice, por primera vez en mi vida he logrado desterrar mi orgullo y reconocer algunos de mis fallos y errores.
Creo que terminé de dar la bienvenida a mi nueva “yo”, que por fin se ha liberado de todas esas capas de sentimientos y sensaciones pasadas y por fin pudo emerger desde donde siempre estuvo aunque durante años la he tenido sepultada con mis miedos y recelos.
Nunca me había sucedido algo así, suelo dar el portazo para siempre, sienta lo que sienta, no he vuelto nunca con nadie ni he retrocedido mis pasos si mi orgullo se había visto amenazado, a pesar de que el tiempo a veces me haya demostrado que era yo la equivocada por una situación.
Pero esta vez, me alegra haber confinado a mi orgullo a un cuarto oscuro cerrado a cal y canto. Y lo cierto es que me sentí bien actuando así, nunca me he sentido tan en paz como ahora…

martes, septiembre 26, 2006

Mejor no...

F. me ha llamado antes al móvil pero no me ha apetecido atender su llamada. Ya le responderé en otro momento...Él pretendía que nos viesemos el fin de semana próximo pero en estos días ya me aclarado bastante y no tengo ningún deseo por quedar con él otra vez. Es una pena pensar que en algún momento de mi pasado fue tan importante, que llegue a estar enamorada de él pero no he pensado en él en estos días ni voy a dejarme arrastrar por viejos cariños para sucumbir ante él.
Lo cierto es que ya no siento atracción por él como antes y quizás mi corazón no esta tan vacante como yo pensaba para dejarme invadir por nuevos sentimientos.
No estoy preparada para empezar ninguna historia.
Y prefiero seguir reservando mis fines de semana libres para salir con mis amigas.
Hubiese podido estar muy bien, en otro tiempo, hace mucho tiempo...Pero ya no.
Cuando vuelva a llamarme le diré que mejor no...

sábado, septiembre 23, 2006

Besos olvidados...

Comimos juntos. Charlamos sin cesar sobre muchos temas, relatándonos vivencias y experiencias de estos años.
En un par de ocasiones dijo que habíamos seguido trayectorias paralelas.
Podía haber alargado aquella sobremesa pero dado que íbamos a cenar juntos preferí dosificar aquel encuentro y opté por despedirme sobre las cinco.
Me había sentido bien con él, tuve la sensación de reencontrarme con un buen amigo de quien conservaba bellos recuerdos y muy buena opinión.
Ayer supe como había cambiado yo en estos años, me sentía muy segura de mí frente a él y no dudaba de que mi manera de expresarme y de desenvolverme durante la comida le agradaba.
Me dijo que ambos habíamos adquirido sabiduría en estos años y que le gustaba como me mostraba.
Quizás nunca nos habíamos sincerado tanto el uno al otro como ayer, quizás en el pasado ambos, recién separados, nos mostrábamos más reservados y cautelosos.
Por la noche le recogí en su hotel y nos dirigimos a uno de mis restaurantes favoritos, acogedor e informal nunca faltan las velitas en las mesas.
Después fuimos a la Jaima que descubrí hace unas semanas con mis amigas.
Nos sentamos en la zona de los cojines, sobre el suelo, descalzos.
Él pidió té y yo una coca-cola Light.
Seguimos charlando de modo amigable y con gran grado de complicidad y cordialidad, hasta que él se acerco a mí y tras tomar mi cintura me beso en los labios.
Durante unos segundos fui incapaz de depositar mis brazos en él, no quería abandonarme a ese beso que rompía mis esquemas de la noche.
En varias ocasiones él se había aventurado a decirme lo bien que se sentía, lo mucho que se alegraba de verme pero yo intentaba esquivar cualquier tema relativo a un “nosotros”.
Tras ese beso, siguió besándome, sus manos se deslizaban por mi cintura, entallaban mi cuerpo, mientras me aproximaba más a él , y mis brazos se aventuraron a trepar por su espalda, hasta aferrar una de mis manos a su hombro, no pude evitar depositar mis manos en su cara, acariciar su barba y sentirme inundada de dulzura tras esos besos.
Me dijo que le encantaría que volviésemos a probar lo nuestro, me pregunto si estaba dispuesta a intentarlo.
Le respondí que necesitaba tiempo, que necesitaba pensar, saber, que no quería agobiarme. Y me dijo que podíamos retomarlo poco a poco, ir viéndonos de vez en cuando hasta saber…
Después nos marchamos de allí, me cogió de la cintura durante el trayecto hasta mi coche, seguimos charlando y compartiendo esa sensación de paz que siempre he sentido a su lado.
Nos despedimos en la puerta de su hotel.
Lo cierto es que no sé si quiero o no probar, no sé si siento o no algo por él, temo sus besos que vuelven a empujarme a la zona del deseo y la pasión donde una vez, hace años, nos encontramos los dos, pero creo que no estoy preparada para dar un paso más allá, aún no…
Y tampoco deseo ahora atarme a nadie…

jueves, septiembre 21, 2006

Reencuentro

F. esta ilusionado con nuestro encuentro, comeremos mañana juntos.
Y no puedo dejar de rememorar aquellos cinco meses en que compartimos deseos y sueños, lo feliz que me sentí siendo suya y aún no sé porque todo terminó.
Afirma que entonces no era nuestro momento pero que ahora si puede ser, y yo temo su entusiasmo, temo que pueda suceder como entonces y que se agobié después por necesitarme, por no tenerme…
Para mí es el reencuentro con un viejo amigo y muy querido. Siempre conservé un grato recuerdo de él.
Gracias a F. volví a escribir tras muchos años de vida grís.
Un fin de semana trajo su portátil y me permitió leer algunos de sus relatos. Cuando todo terminó empecé a desahogarme sobre el papel, recordando momentos compartidos e ilusiones rotas.
Nada tengo que reprocharle aunque él se siente en deuda conmigo por todo lo que sucedió.
Si, me ilusiona verle, quiero que nos contemos que ha sido de nuestras vidas.
Me mostrara el relato que escribió sobre aquella nuestra primera noche en un parador a orillas del mar, quiere que yo le lea lo que escribí de aquella noche...
Pero me perturba la idea de recordar lo que un día compartimos.
En mi muñeca sigue enroscada la pulsera que una tarde me regaló, era mi cumpleaños. Acero y oro que como una serpiente enroscada a mi piel he conservado durante estos años.
Y tengo el mismo miedo por no sentir absolutamente nada ya por él como por volver a sentir.
F. fue muy especial, y pasará dos días en mi ciudad...

miércoles, septiembre 20, 2006

ÉL

Hemos esperado relajadas cada una en nuestro sitio especial,sentada me he dejado vencer hacía adelante, apoyando mi cabeza en una barra.
Música francesa, esa cancioncilla otra vez...Como la última vez...
Oigo pasos. Tengo los ojos cerrados.Es mi turno. Se situa detrás de mi, se sienta a mi espalda y sus manos masajean mi cuello, ciñen mi cintura, danzan por mi espalda.
Y la canción francesa, no sé quien es esa cantante, lo tengo que preguntar.
Tarareo algunas palabras, casí susurrando. Mis ojos cerrados.
Él sigue masajeando, noto como mide mi cuerpo con sus manos, deslizando sus manos desde mi cuello, muy despacio, tantea mi espalda una y otra vez.
Tarareo en silencio, no quiero que terminé la canción, no quiero que terminé mi tiempo...
Un silencio eterno hasta que empieza la otra canción. Sé que tengo que compartirlo con ellas dos, pero desearia que siguieran sus manos danzando en mi cuerpo sin cesar, escuchar todas las canciones de ese cd, y paladear muy despacio cada sensación que despiertan sus sabios dedos.
"Quelqu'un m'a dit...Que tu m'aimais encore, serais ce possible alors ?..."
Lentamente se levanta, sé que le ha costado abandonarme esta vez...Tendré que esperar a la próxima clase...Mi profesor de Pilates es un moreno de ojos azules guapisimo...

Sos muy linda señorita...

Me dirigía a clase de Pilates, llegaba tarde e iba caminando de modo apresurado.He pasado por el lado de un señor desconocido y entonces me ha dedicado el piropo más bonito que recuerde, quizás por el dulce acento con que lo ha entonado:
“Sos muy linda, sos muy linda señorita…”
He sonreído sin mirarle, y he apresurado mis pasos hacía la puerta del centro.
Tenía que contarlo. Y es que mi vida ahora, con sus pequeños altibajos es así, linda…Sigo danzando en mi mundo donde cada vez existen menos tonos grises y donde fantasías de colores inundan mis pensamientos, salpicándome de deseos convertidos en diminutas estrellas.Algunas estrellas mueren antes de nacer, otras estrellas surcan fugazmente mi cielo y algunos astros se erigen majestuosamente eclipsando todo mi firmamento, pero cada una de esas estrellas me ha brindado su pequeño haz de ilusión, y esas briznas de felicidad que arrebato a mi tiempo me recuerdan día a día que estoy viva, y mi vida es linda…

martes, septiembre 19, 2006

Un paseo pendiente

Han pasado ya cinco años desde que te conocí.
Recuerdo la primera cita, en un tren, el beso al despedirnos y el final de la "tregua" que nos habíamos marcado aquel primer día, donde tan sólo ibamos a conocernos y no queriamos precipitarnos en nada.
También recuerdo con dulzura nuestros posteriores encuentros.
Hoy me has recordado aquella primera noche en la que tuve que salir desnuda desde el baño hasta la penumbra de la habitación donde me esperabas sentado en un sillón.
Como me examinaste y como después me sentía extraña mientras hacías aflorar en mí todas aquellas sensaciones mezcladas de vergüenza y deseo.
Te gustaba atarme, vendabas mis ojos con pañuelos de seda...
Jugábamos en cualquier parte, llegaste a atarme en una mesa de la habitación del hotel en una ocasión.
Cinco años ya…Y aún recuerdo tu olor y tu sonrisa.
Este año pasado coincidimos en varias fiestas, pero no me atreví a saludarte y aunque una vez cruzamos nuestras miradas no me reconociste.
Ahora mi melena es lisa y rubia, tú me conociste pelirroja, con el pelo corto, algo ondulado, y entonces estaba más delgada.
Me he acordado de ti estos días y hoy que me sentía algo triste te he enviado un mail para saber como te va.
Me has pedido el móvil en tu correo y hemos hablado de nuevo hace unos momentos.
Me has contado que estuviste mirando unas viejas fotos mías hace unos días, casualidad que también hayas pensado en mí ahora, ambos nos hemos sorprendido de habernos pensado…Justo ahora. Y tú creías que yo había vuelto con mi ex marido y que me había apartado de todo durante este tiempo.
Has finalizado hace poco una relación de casi tres años, hemos vivido situaciones paralelas.
Estamos libres los dos, ambos sabemos lo que deseamos vivir, la experiencia de estos años queremos compartirla y quizás volver a probar juntos a entablar una relación de sumisión.
Dices que parece que este es nuestro momento y lo que entonces no pudo ser, quizás ahora vuelva sea posible.
Te he notado feliz de reencontrarme, tu voz delataba tu alegría, me has contado que últimamente te sentías desangelado y que no podías creer que yo hubiese vuelto a aparecer. Que buscaste mi teléfono pero yo lo cambié hace años, también caduco aquel mail al que me escribías, menos mal que tú conservabas el mismo… Yo también estaba sintiéndome algo perdida estos días.
Y me has afirmado que vendrás este fin de semana si deseo verte. Siempre me gusto tu impulsividad y tu sinceridad. Me has preguntado si estaría dispuesta a ir conociéndonos poco a poco, redescubrirnos sin agobiarnos , tenemos tantas cosas de que hablar...
Y me he sentido feliz de reencontrar a un amigo.
Me has contado que estas terminando una novela, quieres que de nuevo sea tu primera lectora, te he contado que yo ahora también me aventuro a escribir y quieres leer mis cosas.
Llegarás el viernes…Han pasado cinco años y sin embargo tengo la misma ilusión que aquella primera vez, un lejano día de diciembre.
Esta vez te recogeré en la estación, quieres buscarte un hotel cerca del mar, siempre nos gusto encontrarnos cerca del mar, tenemos un paseo pendiente…

Una retirada a tiempo...

“Una retirada a tiempo es una victoria. Una semana sin noticias es suficiente para mí. Quizás en otro tiempo pueda ser…pero ahora desisto. Un beso y suerte.”
Le he enviado ese mensaje esta mañana a su móvil, no sé si lo puede leer o cuando lo podrá leer , pero me da igual, enviado queda.
Quizás existe una explicación para su desaparición, quizás le retiene su trabajo o quizás esta ya destinado en otro país, en todo caso debería de haberme avisado previamente. No tiene sentido esperarle más. No me apetece para nada iniciar una relación en la que me voy a sentir insegura y donde él puede aparecer y desaparecer como el Guadiana. Cómo amigo será genial, será un chico estupendo pero mejor no traspasar ese terreno. Nada había sucedido entre nosotros, así que estoy en las mejores condiciones para fugarme de esta historia que aún no había empezado. No voy a plantearme si es retirada o es derrota, simplemente no voy a esperar ni entrar en ese tipo de juegos desestabilizantes.
Estos días me siento muy tranquila y disfrutó de compartir mi tiempo con mis amigas, así que lo que menos deseo es complicarme con alguien que no me ofrece seguridad ni confianza y que parecer ser tan veleidoso. Ayer, además, una buena amiga común que le conoce mucho más que yo, me dijo que era muy majo, muy buena persona pero que él tenía muchas “rayaduras” de ese tipo con las mujeres, de desaparecer de repente y cosas así. Yo no le conozco lo suficiente pero como que no estoy para ese tipo de historias ni de personas.
El balance es haber vivido una semana de ilusión por lo que podía haber sido…Tampoco esta mal…

viernes, septiembre 15, 2006

Hoy hace un mes que aposté por mi felicidad...

Ha sonado antes una alarma de la agenda de mi móvil, tenía un mensaje para mi misma, escrito una tarde en que estaba triste sabiendo que cuando leyera esta frase todo habría pasado y me sentiría mejor. (Hace mucho tiempo solía hacer cosas así pero me escribía frases en el taco del calendario.)
La frase dedicada a mí " Sonríe, hoy hace un mes que apostaste por tu felicidad ¡Suerte!".
Y sí, he sonreido, me he sentido a años luz de la mujer triste que hace un mes decidió romper su relación porque se sentía infeliz y prefirió dejar atrás lastres que le impidieran encontrar lo que su corazón y su alma anhelaban.
Un mes después me alegra saber que ella fue valiente y dió ese paso, y sí, suceda lo que suceda apostó por su felicidad. Estoy en ello.
Quién me iba a decir entonces que iba a entrar en mi vida otra persona arrasando mis recuerdos y haciendome sentir miles de ilusiones perdidas en los últimos meses...

Incertidumbres...

Había olvidado que era sentir incertidumbre ante una posible cita.
El otro día A. me comentó que estaba mirando horarios de trenes para venir un día este fin de semana, no hemos vuelto a hablar y no sé si dada la nueva situación que se le avecina por su trabajo seguirá en pie su idea.
Pienso que si hemos de seguir necesitamos compartir una charla tranquila frente a un café o unas cervezas antes de su partida, pero tampoco sé si ahora dispondrá de tiempo o si seguirá deseando iniciar nada dado que es tan probable que se tenga que marchar muy lejos e imagino que será por bastantes meses.
Por supuesto que he de hablar de todo esto con él pero no sé cuando podré hacerlo…
No quiero abrumarme , quizás esta vez tampoco era nuestro momento, es una pena…Que justamente ahora haya surgido esa casi certera probabilidad de que se tenga que ir quizás para él suponga un paso atrás respecto a lo que deseaba de mí y prefiere no iniciar nada.
Lo cierto es que depende de él, porque por mi parte le esperaría…
Así que quizás soy ridícula por plantearme esperarle siendo que él después va a proponer otra cosa y que no ha sucedido nada entre nosotros, nada físico…Y todo es fruto de mi imaginación que desde el sábado que le ví no deja de pensar en él...
No me gusta esta incertidumbre y espero que muy pronto pueda tener esa charla con él para saber a que atenerme, si todo sigue en pie por su parte o si las cosas han cambiado debido a su inminente partida y he de olvidarme de lo que pudo haber sido y no fue…

jueves, septiembre 14, 2006

Estaré ahí...

Si había una explicación a su ausencia de noticias de ayer.
Me siento satisfecha conmigo misma por haber sabido ser paciente y no haber dudado.
Lo cierto es que no sé porque me siento tan segura respecto a esa persona, sin desconfiar, y soy la primera sorprendida de mi serenidad ante lo que parecía evidenciar un cambio de opinión por su parte.
Simplemente he esperado para saber, y si tuvo una causa sumamente justificada, y también tenía ganas de verme…
Me resulta casi increíble confiar de este modo en él y haber intuido qué sucedía algo y no haberme enfadado.
A veces necesitas mucho tiempo para poder creer en alguien, y siempre sientes que nada es suficiente y no puedes confiar en esa otra persona, aunque desees creerle y aparentemente no existan hechos en que puedas basar tu desconfianza pero te sientes siempre insegura en la relación, algo falla y no sabes ni definir el qué, crees que es por tu culpa, no existen razones aparentes….Pero al final, cuando todo termina con esa persona comprendes que en el fondo siempre supiste que no se merecía tu confianza y quizás de ahí la resistencia a creer y confiar.
Y otras veces, con un casi desconocido sientes que puedes confiar y sabes que no te va a fallar, aunque no exista ninguna razón para fundamentar esa sensación…
Quizás me daré un batacazo, pero…me gusta creer en él y le he hecho saber que yo seguiré estando ahí, si él quiere, pese a lo que me ha contado y espero que si desee tenerme ahí. Parece que la vida no me lo va a poner fácil esta vez…Y yo quiero complicarme, quiero empezar esta historia, aún no comprendo porque no he dejado de pensar en él desde el sábado...

miércoles, septiembre 13, 2006

El beneficio de la duda...

Menudo viajecito ayer, retraso demencial en los trenes, vagones abarrotados, tormenta al regresar, llegué a mi coche empapada.
Estuve comiendo con mi amiga, hacía mucho tiempo que no habíamos hablado “face to face”, pero enseguida nos pusimos al corriente de nuestras respectivas aventuras y desventuras. Con ella me sucede que aunque hayan pasado meses desde nuestra última conversación retomamos siempre el mismo hilo de confianza y franqueza con que hemos charlado por última vez.
Lo peor fue que A. no apareció y en contra de todo pronóstico le voy a conceder el beneficio de la duda y quiero pensar que surgió algún imprevisto tan imposible de sortear debido a su trabajo como para ni siquiera poder avisar de su ausencia.
Mi amiga le llamó al móvil varias veces cuando pasó la hora del café y no respondió, después le envié un mensaje avisándole de que no podía quedarme mucho rato al que tampoco contestó.
Más sorprendente me parece no haberme enfadado y simplemente estar esperando una explicación, porque en caso contrario su comportamiento me parecería de lo más injustificable e inexcusable y quiero creer que no es un informal.
Intrigada estoy por saber si hago bien dándole este margen de confianza y no dejándome llevar por el impulso de mostrarme enojada y enviarle a la porra.
Quizás ahora soy más paciente y menos desconfiada, no sé, pero me encuentro tranquila porque como de todos modos la historia ni ha empezado tampoco sería mayor problema el que no siguiera, salvo el de retroceder unos pasos y borrar con tipex unos pocos esbozos de ilusiones equivocadas, depositadas en una persona quizás errónea.
Esperaré durante el día de hoy para saber si se aclara el enigma…

martes, septiembre 12, 2006

Un café

Ayer por la noche hablé un poquito con A. Entre otras cosas me comentó que el fin de semana vendría un día por mi ciudad y eso me alegró. Quedamos en vernos hoy en la suya y tomar un café aprovechando que he quedado con una amiga común para comer. Y no sé porqué pero estoy nerviosa. Anoche ya me costo un poco conciliar el sueño, porque sin querer pensaba en esta cita de hoy. Un café no tiene ninguna importancia, pero son nervios de esos que se mezclan con no sé que otras sensaciones de “no-sé-donde-me-estoy-metiendo-pero-si-sé-que-quiero-continuar”.
Nunca he quedado con él a solas, siempre que nos veíamos había otras personas. Hoy también se acercara donde estemos nosotras, supongo, pero si viene el fin de semana no habrá nadie más...
No sé porqué me pone nerviosa este hombre. Le veo muy seguro de sí, me gusta físicamente, me gusta también como piensa y su modo de ser, estoy contenta de que hayamos decidido probar, en realidad estoy encantada, pero me pone nerviosa y yo no suelo intranquilizarme por ninguna cita.

lunes, septiembre 11, 2006

Con el corazón a raya...

Al parecer la otra tarde la atracción fue mutua y más de dos años después del intento fallido de relación que tuvimos ambos deseamos probar suerte…
Ayer por la mañana hablé con él y quiso saber que pensaba tras haberle visto, no me dejo dar muchos rodeos, así que la conversación fue derivando a un punto donde quedo claro que a ambos nos apetecía intentarlo, yo decidí no pensar ni analizar nada y simplemente disfrutar de esta situación que ha surgido tan imprevistamente y que me provoca cierta ilusión, creo que esa persona me puede aportar muchas cosas y mientras hablábamos ayer sentí el dulce vértigo de desear dejarme llevar por la situación y no querer resistirme a pasar el umbral de la puerta que él me abría de par en par.
Deseo no implicarme emocionalmente y tan sólo disfrutar de lo que pueda dar de sí esta historia, así que voy a pasarlo bien una temporadita y ver que sucede, es un punto de inflexión para mí, de pasar página definitivamente con todo lo vivido anteriormente, pero lo importante es que ha surgido sin más, sin planear, y sé que quiero arriesgar.
Existe atracción, existe deseo por probar…, pero espero saber mantener el corazón a raya para poder finalizar las cosas en su momento, cuando dejen de satisfacerme o no me cuadren.
En este momento de mi vida sorpresivamente ha vuelto a aparecer esta persona, y sólo sé que me encantara seguir conociéndole, y que me causa felicidad imaginar las cosas que pueden suceder a partir de ahora…
Ya sé que iniciar algo pensando que va a tener fecha de caducidad puede presuponer que no tengo ilusión, no es así, estoy contenta y me ha resultado inesperada e imprevista esta situación, pero he aprendido que algunas relaciones no nacen para ser prolongadas en el tiempo, por tanto tan sólo hemos de disfrutarlas mientras nos proporcionen alegrías y cuando se termina esa fase en la que dejamos de ilusionarnos o sabemos que la relación no da más de sí y no nos satisface es mejor abandonar la nave antes de que el desencanto nos llegue a asfixiar.

domingo, septiembre 10, 2006

Reuniones inesperadas...

Ayer viernes cené con mis amigas para celebrar la despedida de E. que se marchaba hoy a Irlanda. La admiró. Dejó hace unos meses su buen puesto fijo de trabajo y se decidió a cambiar cosas de su vida que no le gustaban. Estuvo ya este verano un par de meses en Irlanda, con el objetivo de perfeccionar su inglés. La experiencia le gusto, así que ahora se va a Dublín a vivir durante un año, o quién sabe…Su intención es buscar trabajo allí. Y seguro que le va muy bien. Es muy valiente.
Después de cenar fuimos a tomar té a una Jaima que han inaugurado hace poco y donde estuvimos hablando relajadamente hasta bastante tarde.
Ayer, inesperadamente, me llamó una amiga que estaba de visita en la ciudad y surgió la posibilidad de quedar hoy por la tarde para tomar algo, junto con algunas otras personas a quienes hace mucho tiempo que no veía. Aunque al final, ella no ha podido asistir por un imprevisto pero la ocasión ha sido estupenda para reencontrarme con algunos amigos a quienes ya estaba echando de menos. Me ha reconfortado mucho estar con ellos y he regresado bastante contenta por saberlos ahí.
Y entre quienes nos hemos reunido había alguien con quien hace un par de años estuve a punto de iniciar “algo”, aunque después no llego a suceder nada entre nosotros por otras causas,que no vienen ya al caso, y todo se quedo en una tarde donde nos dimos algunos besos, precisamente en el mismo lugar donde esta tarde estábamos, y ya después perdimos todo contacto, durante algo más de dos años no habíamos vuelto a hablar.
Coincidencia que justo el jueves por la tarde, día en el que me sentía bastante hundida y deprimida esta persona volvió por casualidad a contactar conmigo y fue un poco mi “ángel”, porque sin él saberlo en ese momento, lo poco que hablamos me sirvió para ayudarme a reflexionar sobre mi proceder continuando con una cita que ya no deseaba y que sentía era imposible de anular, ya que cuando él me llamó no pude disimular mi abatimiento al contarle que se había roto mi relación y los últimos sucesos.
Me dejo llorar, me tranquilicé y luego estuvimos recordando el porque hace dos años no seguimos adelante y nos sentimos bien por hablar de ello, aunque hubiese pasado tanto tiempo.
Sentí que ganaba un amigo.
Hoy , mientras le tenía sentado enfrente, he pensado que me continuaba pareciendo muy atractivo, me gusta su forma de ser, de pensar, y creo que tiene la cabeza bien “amueblada” y que es una persona muy madura.
Hemos compartido unas horas charlando, y luego me he marchado con mis amigas al cine .
Y dos años después me he sorprendido luego, mientras miraba Alatriste, cuando no me apetecía seguir la película en los momentos de batalla y guerras, pensando en él e imaginando que podría suceder si…
Hace dos años ya fue evidente la mutua atracción que sentimos cuando nos conocimos, tonteábamos, reíamos y los pocos ratos que compartimos me sentí muy bien. Luego pensé que mejor no haber llegado a nada. Y es que con él no puede ser. Es una pena la diferencia de edad que nos separa. Pero…me gusta, y me gusta sentir esta pizquita de ilusión inesperada que me hace sentir viva. En estos tiempos en los que parecía que la tristeza iba ganando su batalla, hoy ha vencido mi sonrisa, sólo por imaginar durante unos breves segundos que podría suceder si...

viernes, septiembre 08, 2006

Regresé de la locura...

Tenía una cita el sábado, y no era para tomar café o para comer, ya que tenía que ser la anfitriona durante tres días de un caballero que se tomaba la molestia de venir desde su ciudad para conocerme más, habíamos coincidido en una cena a principios de verano pero no habíamos intercambiado entonces ni una frase.
Lo cierto es que ayer me sentía desasosegada, y aunque no me sentía forzada en nada e incluso él me advirtió que si no había feeling no tenía que sentirme obligada a permanecer con él ni nada, o simplemente saldríamos y le mostraría la ciudad, no me sentía a medida que pasaban los días justa con esa persona pues mi interés iba decayendo y me sentía como si fuese a monopolizar mi fin de semana cuando no tenía ninguna ilusión ya por conocerle ni por iniciar ningún tipo de relación o amistad.
Intenté aplazar esa cita o convertirla en algo menos trascendental, un café o una comida a mitad camino. Pero él dijo que ya estaba todo reservado, me tranquilizó sobre lo de que si tras vernos no quería ni seguir viéndole no sucedía nada, que simplemente venía a conocerme y no me sintiera obligada, pero yo seguía debatiéndome en un mar de dudas. Y en mi se iba sumando la tristeza y la angustia.
Ayer tuve un momento de lucidez y ví que si estaba a tiempo de cancelar esa cita, que no era justo ni moral conocer a nadie en estas condiciones, que mi toma de contacto inicial con él fue inducida por mi propio despecho e impulsividad, que yo necesitaba mi tiempo, no sentirme herida ni triste y dejar simplemente que todo fluyera.
Este fin de semana yo necesitaba estar con mis amigas y no pretendiendo ser encantadora con un desconocido, ni tenía humor para ser una buena anfitriona.
Pasé ayer todo el día como una zombie, me sentía acorralada. Hasta que en ese momento de lucidez supe que era yo quien se estaba auto-acorralando.
Y que tenía que ser legal y leal conmigo misma, aunque supusiera quedar mal ante esa otra persona que venía con toda su ilusión por conocerme.
Cancelé la cita. Y desde que lo hice se me fue la tristeza. Sentí que por primera vez volví a ser dueña de mi misma, que necesito tiempo para sentirme bien, para olvidar, para curar heridas…Y fue al mismo tiempo como cortar un invisible hilo que me unía a mi anterior relación porque esta cita era como una prolongación de mi dolor y desesperación. Esa cita era tan sólo la muestra de mi propia vulnerabilidad y al cancelarla volví a sentirme fuerte. No necesito refugiarme en nadie para superar una ruptura, yo sola puedo, por primera vez en muchos años sé que he elegido el mejor camino para salir de la locura.
Qué la vida fluya, no tengo prisa.
Me siento aliviada y en paz.
El sábado iré al cine con mis amigas, tenemos pendiente ver “Alatriste”, esta noche vamos de cena. No podía tener mejor plan para este fin de semana.

jueves, septiembre 07, 2006

Él la dejo marchar...

Habían transcurrido varias semanas desde la última vez que habían estado juntos, una mañana de grises reproches y nubes de tristeza.
Ambos habían reflexionado en aquellos días, necesitaban verse pero sabían que no podían seguir juntos porque deseaban cosas diferentes y ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder ni a claudicar en sus sueños.
Ella deseaba vivir junto al hombre que amaba y dejar que la vida les regalara de miles de momentos de pasión, de cariño, de ternura, compartiendo éxitos y fracasos y afrontando juntos cualquier problema o circunstancia sabiéndose el uno del otro, comprometidos en aquel amor que sacudía su existencia.
Él deseaba estabilizarse en su trabajo, no quería renunciar a ningún puesto que le pudieran ofertar, aunque implicara desplazamiento o traslado a otra ciudad y pensaba que la mujer supondría una atadura y un freno a su carrera profesional, suponía que si se iba a otro lugar llegaría a olvidarla, a no necesitarla y por eso no quería ningún compromiso firme con ella, pensando que era incompatible realizarse profesionalmente con el amor que sentía hacía aquella mujer.
Ella se cansó de esperar que el hombre se diera cuenta que lo más importante era el amor, y que después todo se podría solucionar de algún modo si estaban juntos, porque no importarían distancias si existía verdadero amor y compromiso.
Y él decidió renunciar a la mujer.
Aquella tarde se vieron por última vez, ambos sabían que era el final y sin embargo necesitaban sentirse una vez más, se abrazaron, se besaron y ambos desearon con toda su alma hacer el amor por última vez.
El dolor de la separación sacudía sus corazones, las lágrimas de ella por el adiós se intercalaban con las marcas de dolor que él iba desgranando en su piel,por última vez...Deseando exorcizar así los fallos de ambos, ambos se habían hecho tanto daño...Y en el pensamiento de ella tan sólo una pregunta : "¿Por qué no puede ser?"
Ella no deseaba que se detuviera, porque sabía que era la última vez, y hubiese podido morir en aquel instante y nada habría reclamado, no se habría quejado, ya nada le importaba...
Después hicieron el amor por última vez.
Se abrazaban deseando fundirse el uno con el otro, encontrarse en aquella sinrazón de la separación, se sintieron como nunca, se perdieron en aquel laberinto de amor y deseo que les conducía hacía el fin, entre súspiros y caricias, amor y dolor, dolor en el alma, placer en la piel...
Visitarón el paraíso y supieron que había llegado la ruptura , sellando con besos el adiós…
Él lloró al separarse de ella, ella le abrazó, no podía soportar verle triste y tenía que intentar no dejarse ya vencer por su propia tristeza. Sabía que no había vuelta atrás y que él estaba renunciando aquella tarde a su amor, tenía que ser fuerte.
Después aún tumbados sobre la cama charlaron un rato.
Él hablo de que tenían que conocer a otras personas, reflexionar, vivir, que era quizás sólo un hasta luego y no un adiós, que deseaba que ella fuera feliz y estuviera bien, mientras sus ojos enrojecidos gritaban cuanto la quería.
Ella siguió apresando sus lágrimas. No quería que él la viera llorar, quería que él se sintiera bien y la sintiera tranquila y resignada. No existía en ella arrepentimiento alguno por haber hecho el amor con él sabiendo que era el final.
El amor no era suficiente, no había sido suficiente, y ambos lo sabían, no parecía haber ya vuelta atrás en aquella dolorosa ruptura que ambos asumían.
Tras vestirse ella se marchó, él no pudo acompañarla hasta la calle, ella se despidió con una sonrisa y entró en el ascensor.
Se derrumbó cuando estuvo ya en la calle, sentada en su coche las lágrimas azotaron sus mejillas. Y fue entonces cuando supo que se le había roto el corazón, cómo él había querido le dejaba marcas en la piel y en el corazón.
Todo había terminado, se amaban como a nada en el mundo, pero él la dejó marchar…

martes, septiembre 05, 2006

El ajedrez

Hace unos días en un mail le escribí a mi amigo J.:

"... podemos obcecarnos con personas,nos dejamos deslumbrar y nos apasionamos hasta la locura...y poder ver luego desde la distancia que no merecia la pena esa persona ni el dolor que nos ha causado..."

Un fragmento de lo que J. me respondió :

"...En el ajedrez, algunos cometemos el error, al saber que el juego acaba al matar al rey, de ir directamente a por éste desde el principio de la partida ("... podemos obcecarnos con personas,nos dejamos deslumbrar y nos apasionamos hasta la locura...y poder ver luego desde la distancia que no merecia la pena esa persona ni el dolor que nos ha causado") y solemos perder pues el contrario va comiendo piezas poco a poco, al principio no importantes, peones, y al final, nos desarma y nos vence."

Esta tarde he quedado con J. para tomar café, la conversación ha sido fluída pero cuando regresaba a casa me sentía absurda. Y sigo con esa sensación. Supongo que aún no estaba preparada para mostrarme distendida y feliz. Y que cualquier conversación me puede evocar otras conversaciones y sentirme mal y preguntarme muchos porqué. ¿Por qué perdí mi partida y permití que se perdieran todas las piezas de mi ajedrez?...

No hay ni un corazón...

No hay ni un corazón que valga la pena - Miguel Bosé

No hay ni un corazón que valga la pena
Ni uno solo que no venga herido de guerra
Y sigo aquí... cuánto silencio hay
Cuánto silencio, no sé
El tiempo agotado en compases de espera
Dibuja un desierto por dentro y por fuera
Que tira pa´atrás a quien logre acercarse hasta aquí
No quiero pasados cargados de impuestos
Ni busco imposibles en cielos abiertos
Pero algo que valga la paz por la que hay que apostar
Amor inmenso y sin herida
Sin historia y a medida
Amor que no haga más preguntas
Preparado a no entender
Amor que mire bien de frente
Suficientemente fuerte
Amor que no busque salida
Y no me cueste la vida
No hay ni un corazón que valga la pena
No hay un puto corazón sin carga o problema
Olvídate. No hay un solo corazón...
No hay un corazón que no vaya de pena
No hay un puto corazón en toda esta tierra
Que dé descanso y no haga preguntas
Olvídate. Quisiera volar hasta donde te escondes
Contarte de una vez qué razones me rompen
Dejar de echar tanto de menos a tu corazón
Y quisiera tenerlo, robarlo aunque fuera
Dejar de negar que aún me vale la pena
aquél corazón que me late dentro de tí
Amor inmenso y sin herida
Sin historia y a medida
Amor que no haga más preguntas
Preparado a no entender
Amor que mire bien de frente
Suficientemente fuerte
Amor que no busque salida
Y no me cueste la vida.

lunes, septiembre 04, 2006

¿Tanto costaba decir la verdad?....

Ayer por la tarde, mientras estaba en la playa con dos amigas y tras unos cruces de sms, me llamó mi ex (¿pareja? ¿amigo con derecho a roce?).
Mantuvimos una charla de más de una hora en la que me mantuve firme, tranquila y muy segura de lo que quería y porqué se había roto la relación.
Al principio intentó lo de otras veces, dar rodeos, evasivas, pretender un nuevo encuentro para hablar mirarnos a los ojos, decirnos "te quiero" y pedirnos perdón,cosa absurda e innecesaria para mi opinión a estas alturas de la historia.
Como en otras rupturas anteriores pretendió tergiversar la conversación hablando sólo de presente, de que el futuro era incierto y que viviesemos el día a día, y contándome lo mucho que me quería como a nadie había querido en su mejor estílo "embaucador", pero supongo que ante mi aplomo, se quedo sin argumentos y al final conseguí escuchar lo que durante tanto tiempo había eludido decirme, lisa y llanamente: No estaba dispuesto tras casí dos años de relación a tener compromiso alguno conmigo de convivencia, ni se lo planteaba.
Sentí paz. Aunque duela. Sentí tranquilidad.
Creo que necesitaba oír de sus labíos esa afirmación para poder liberarme de todo posible remordimiento en el futuro de no haberlo intentando lo suficiente. Y aunque es cierto que algunos momentos me asaltan pensamientos de toda índole, en los que la rabía puede vencerme por sentir que tan sólo he sido un entretenimiento durante este tiempo en el que tanto me dí y tanto me absorbió y que jamás habló claro, también sé que a veces quizás a mi no me interesó saber o interprete los hechos a mi favor eludiendo yo misma la verdad, así que no me voy a hacer tan flaco favor de sentirme la víctima en esta historia, ambos disfrutamos, ambos hemos sufrido las peleas, y simplemente la verdad es que jamás quisimos lo mismo, pero él jamás lo admitió hasta ayer.
Podría haber sido tan sincero y valiente hace muchos meses y haberse expresado tan claramente como ayer lo hizó, quizás porque vió que había pasado su tiempo y ya no causaban efecto secundarios en mi sus palabras, puesto que le exigía hechos y que de un modo u otro ya había perdido a su "juguetito".
Para mí el amor requiere construir, compartir planes para el futuro, solucionar los posibles problemas juntos y buscar soluciones para que todo siga fluyendo de un modo fácil, no puedo quedarme en una relación donde me siento estancada y voy perdiendo ilusiones, aunque he precisado mucho tiempo para sentirme fuerte y poder expresar sin rodeos lo que necesitaba, porque llegó un tiempo donde mi corazón ya no se conformaba con menos...Necesito que la persona a quien quiero y dice quererme piense que desea pasar el resto de su vida conmigo, la vida da muchas vueltas, lo sé, pero que al menos aquí y ahora ese sea su pensamiento...
Así que me quedaré con que esta relación se terminó simplemente porque ya no me hacía feliz, y no voy a darle más vueltas a nada, quiero sentirme liberada, quiero poder perdonarle de muchas cosas y que me lleguen los tiempos de sentir indiferencia absoluta.

sábado, septiembre 02, 2006

Océano infinito de recuerdos...



"El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados". Jean Paul Richter



...Y mi cuerpo era el puerto donde una y otra vez amarrabas tu deseo, surcabas mi pecho con tus besos, navegando con olas de caricias embravecías el mar en calma de mis sueños.
En aquellas noches tus susurradas palabras, revueltas entre sabanas de arena ,eran la dulce brisa que me hacía estremecer de placer.Anclaste tu corazón a mi alma y después zarpaste hacía el horizonte, buscando el olvido y dejándome un océano infinito de recuerdos...